Las croquetas no son solo un placer de invierno. En verano, cuando el buen tiempo invita a pasar el día en la playa o la piscina, también pueden ser las protagonistas de tus picnics y reuniones.
¿El secreto? Saber cómo transportarlas y conservarlas bien. En este post del blog de Croquetas Ricas, te damos ideas prácticas para disfrutar de tus croquetas favoritas bajo el sol sin preocupaciones.
Antes de salir de casa, tienes que decidir si llevarás las croquetas ya fritas o prefieres freírlas en el destino (si es posible). Lo más habitual es llevarlas ya listas, pero cada opción tiene sus ventajas:
Croquetas fritas y frías: perfectas para un picnic tradicional. El truco está en freírlas bien doradas y dejarlas enfriar completamente antes de guardarlas. Así evitarás que suden en el recipiente.
Croquetas congeladas: si cuentas con un alojamiento con cocina en destino, puedes transportarlas congeladas y freírlas allí, garantizando el crujiente al momento.
Si llevas las croquetas fritas, un error habitual es guardarlas calientes en el táper. Esto provoca condensación y reblandece el empanado. Déjalas enfriar por completo sobre papel de cocina y después guárdalas en un recipiente hermético.
Olvídate de las bolsas o envoltorios sueltos. Lo ideal es un táper hermético o una fiambrera de acero inoxidable. Ambos materiales ayudan a conservar mejor la textura y evitan fugas de aceite o humedad. Además, puedes poner papel de cocina en el fondo para absorber posibles restos de humedad.
Si vas a pasar varias horas al sol, el frío es tu mejor aliado. Estas son las mejores opciones:
Nevera portátil con hielo o placas frías: ideal para mantener las croquetas frescas durante varias horas. Coloca el táper encima de las placas frías, no directamente sobre el hielo.
Bolsas térmicas: para trayectos más cortos, una bolsa isotérmica también puede servir, sobre todo si añades acumuladores de frío.
Termo alimentario frío: menos habitual, pero efectivo. Sirve igual que un termo tradicional, pero diseñado para mantener alimentos fríos.
Mantener las croquetas frescas no solo conserva el sabor y la textura, también evita riesgos alimentarios, especialmente en los días de más calor.
Para los muy exigentes con el crujiente, este truco puede ayudar: coloca una o dos capas de papel de cocina en el táper, tanto en el fondo como entre capas de croquetas. Esto ayudará a absorber la humedad y mantenerlas lo más secas posible.
Aunque la croqueta tradicional se disfruta caliente, las croquetas frías también tienen su encanto en verano.
Al estilo de un filete empanado o una tortilla de patatas, las croquetas frías y bien hechas pueden ser un bocado perfecto bajo la sombrilla. Especialmente las variedades más cremosas, como las de queso azul o boletus, que conservan bien su sabor incluso a temperatura ambiente.
Si prefieres tomarlas calientes, una opción es llevar un pequeño hornillo o plancha portátil en campings o zonas habilitadas, o bien recalentar las croquetas en un alojamiento cercano.
¿Con qué puedes acompañar las croquetas en tu picnic de playa o piscina? Algunas ideas frescas:
Gazpacho o salmorejo frío en termo.
Ensaladas ligeras (pasta, arroz o brotes verdes).
Tomatitos cherry o crudités.
Pan fresco y fruta de temporada.
De esta forma tendrás un menú veraniego y equilibrado, donde las croquetas serán el toque gourmet.
Aunque cualquier croqueta es buena, en los meses calurosos suelen triunfar las más suaves o vegetales, como:
Su sabor cremoso y delicado combina mejor con platos frescos y bebidas frías.
En definitiva, llevar croquetas a la playa o piscina es más fácil de lo que parece. Solo necesitas una buena organización y conservar el frío para poder disfrutar de este bocado casero incluso bajo el sol. Así, el verano sabe un poco mejor.
Y tú, ¿eres del equipo croquetas frías o calientes?